Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
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La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Esta prueba se utiliza para valorar la afectación secundaria a esta enfermedad y para descartar otros procesos similares. También puede ayudar a encontrar atrapamientos de nervios periféricos que se producen habitualmente por sobrecarga de las articulaciones y en particular, de las extremidades superiores.
Para ayudar en la confirmación del diagnóstico.
Mediante estimulación eléctrica con electrodos de superficie y electrodos introducidos en el músculo con agujas muy finas.
Dolor secundario al procedimiento y pequeño sangrado (hematoma).
No existen otras técnicas que puedan sustituir a la EMG en el diagnóstico de la poliomielitis y síndrome pospolio.
Las pruebas cutáneas son la técnica más frecuentemente utilizada para iniciar un diagnóstico de la alérgia. Después de una historia clínica minuciosa, se decide qué pruebas cutáneas pueden ser útiles, según el caso.
Las pruebas cutáneas de alérgia sirven para comprobar si un paciente está "sensibilizado" a una determinada sustancia, es decir, si su organismo reconoce y reacciona al entrar en contacto con ella. Estas pruebas NO DIAGNOSTICAN el tipo de alergia; sólo si son positivas y se acompañan de unos sintomas compatibles con la alergia, nos ayudan a hacer el diagnóstico.
Las dos pruebas principales son:
El riesgo con estas pruebas es muy bajo. Sólo en pacientes extremadamente alérgicos, y normalmente con las pruebas de medicamentos, hay cierto riesgo de tener una reacción a alérgica grave y generalizada.
En algunos casos se pueden hacer analíticas que evalúan la sensibilización en sangre.
Realización de frotis- haciendo una pequeña punción en un dedo- para poder hacer una valoración de la morfología celular. Con esta punción se realiza un estudio morfológico de las células de la sangre, que permite hacer una primera aproximación y despistaje de los posibles diagnósticos.
El frotis o extensión de sangre periférica se realiza obteniendo una muestra de sangre a través de una punción digital (una punción en la yema de un dedo con una lanceta muy fina) o de venopunción (extracción de una vena), y extendiendo cuidadosamente una gota de sangre hasta formar una película muy fina sobre un cristal llamado porta . A continuación se tiñe y se hace un análisis de la morfología de las células en un microscópio óptico.
El estudio al microscópio de un frotis de sangre periférica permite ver de forma directa las células presentes en la muestra de sangre y analizar sus características morfológicas (forma, tamaño y organelas celulares como el núcleo o la granulación característica de algunas células, y también inclusiones, depósito de sustancias, e incluso microorganismos como parásitos o bacterias).
Con este estudio podemos comprobar si las células tienen un aspecto normal o alterado, y en caso de detectar alteraciones, describirlas y hacer una interpretación global del estudio, que permitirá descartar o confirmar la sospecha de diversas enfermedades, tanto hematológicas como no hematológicas, así como observar los efectos que otras situaciones del organismo tienen en las células de la sangre, como por ejemplo infecciones, hemorragias, traumatismos, etc.
En el caso de que el estudio del frotis sugiera la presencia de una enfermedad de la sangre o de la médula ósea, puede ser necesario realizar un aspirado y/o una biopsia de médula ósea para confirmar el diagnóstico
Se trata de una punción y aspiración de la médula ósea mediante una aguja fina y bajo anestesia local. A través de la aguja se aspira material de médula ósea (en el caso del aspirado) o se obtiene una pequeña muestra en forma de cilindro del hueso esponjoso con médula en su interior (en el caso de la biopsia).
Esta técnica nos sirve para estudiar la médula ósea. Y es imprescindible para el diagnóstico y seguimiento de muchas enfermedades hematológicas, así como el cribado de otras afecciones. El estudio de la médula ósea nos permite diagnosticar enfermedades de la médula o las células de la sangre, como leucemia, linfoma, mieloma, síndrome mielodisplásico, así como enfermedades no hematológicas que pueden afectar a la médula, como tumores de otros orígenes, enfermedades de depósito, etc. Tras el tratamiento de estas enfermedades, el estudio de médula también ayuda a evaluar la eficacia del mismo.
Se esteriliza la zona con yodo y después se aplica un anestésico local. Posteriormente se realiza una punción mediante una aguja fina, y se aspira la médula ósea (material del interior de los huesos). Es una técnica sencilla que se suele practicar sobre el hueso de la cadera (cresta ilíaca) o el esternón. El material aspirado se somete a diferentes procedimientos con finalidad diagnóstica como son la realización de frotis para la valoración de la morfología celular, cultivos microbiológicos, técnicas inmunofenotípicas, estudios citogenéticos y moleculares.
El aspirado y la biopsia son técnicas sencillas que se realizan de forma ambulatoria (es decir, no requieren hospitalización) y bajo anestesia local y/o sedación. La duración total del procedimiento es aproximadamente 30 minutos, y al finalizar el paciente puede irse a casa, necesitando sólo analgesia menor oral en caso de molestias locales. En la zona de punción puede producirse un pequeño hematoma, aunque no es habitual.
Es un procedimiento que, mediante la introducción por la nariz o la boca de un tubo flexible (broncoscopio), permite la visualización del árbol bronquial, con finalidades diagnósticas y/o terapéuticas.
Son diversas las enfermedades o situaciones que pueden requerir la realización de esta prueba diagnóstica, como la neoplasia de pulmón, el trasplante pulmonar, la hemoptisis, la enfermedad pulmonar intersticial difusa y la afectación pulmonar en el enfermo inmunodeprimido, entre otras.
Para examinar el árbol bronquial y obtener muestras de secreciones o tejidos para su análisis con el objetivo de aproximarnos a un diagnóstico etiológico de la enfermedad causante. Puede ser también una prueba terapéutica, ya que permite la aspiración de secreciones o coágulos, la extracción de cuerpos extraños, la permeabilidad de la vía aérea en neoplasias de pulmón y el tratamiento de complicaciones derivadas del trasplante de pulmón.
Con el paciente habitualmente tumbado y bajo una sedación consciente, se introduce el broncoscopio en la vía aérea, administrando anestesia local en las zonas de paso (laringe, tráquea y bronquios). Después de visualizar todos los bronquios e identificar las posibles lesiones, se procede a la toma de muestras, que pueden ser: aspirado bronquial, lavado broncoalveolar, cepillado bronquial, punción transbronquial, biopsia bronquial o biopsia transbronquial.
Pueden presentarse efectos indeseables menores como ronquera, tos, fiebre, dolor local, náuseas o mareos y expectoración de pequeñas cantidades de sangre, que suelen autolimitarse y no representan un riesgo para la vida. Con menor frecuencia pueden producirse complicaciones mayores, como hemorragia, hipotensión, hipertensión, neumotórax (entrada de aire en el tórax fuera del pulmón), o excepcionales, como arritmias o parada cardíaca, depresión o parada respiratoria y accidente cerebrovascular agudo, que pueden ser graves y requerir tratamiento médico o quirúrgico, incluyendo un riesgo mínimo de mortalidad.
Broncoscopia rígida, punción guiada por TAC, mediastinoscopia, biopsia pulmonar quirúrgica.
El tiroides capta activamente yodo para la síntesis de hormonas tiroideas. Si se administra yodo radiactivo, la débil radiación emitida se puede detectar y obtener información sobre el estado de la glándula.
La prueba aprovecha la afinidad que tiene el tiroides sobre el yodo. Esta afinidad está aumentada en caso de hipertiroidismo, de modo que la gammagrafía es más útil en esta situación.
Para determinar la forma, tamaño y situación de la glándula tiroides. También para detectar los nódulos o zonas de hiper o hipoactividad.
Se inyecta un isótopo del yodo débilmente radiactivo por vía venosa. Al ser captado por el tiroides, una gammacámara (aparato que detecta la radiación gamma del yodo incorporado por el tiroides) nos da una imagen de la glándula y de las zonas más o menos activas.
Aunque es una sustancia radiactiva, el nivel de radiación que supone es muy bajo. No está indicada en mujeres embarazadas.
La ecografía puede ser útil en la detección de nódulos, pero no da idea de su actividad, como lo hace la gammagrafía.
El electroencefalograma (EEG) es un registro de la actividad eléctrica del cerebro. Para la práctica del EEG se colocan sobre la piel del paciente diferentes electrodos para el registro de la actividad.
El EEG se lleva a cabo bajo diferentes condiciones: Con el paciente dormido o bien bajo estímulos como puede ser una luz intermitente o después de respirar profundamente para inducir cambios metabólicos que revelen la existencia de un foco del cerebro con actividad eléctrica anómala.
Hay diferentes tipos de ondas en el EEG, según su frecuencia y amplitud. El EEG normal de una persona sana muestra las llamadas ondas alfa con una frecuencia de 8 a 12 Hz, y un voltaje de 50 microvoltios. Del mismo modo, se describen y detectan ondas beta o delta que corresponden a diferentes patologías. Las enfermedades neurológicas que se benefician del EEG son: la epilepsia, los tumores cerebrales, los abscesos cerebrales, y los traumatismos, las enfermedades vasculares cerebrales como los infartos y las hemorragias. El EEG también tiene aplicación en el momento de la neurocirugía, para detectar y distinguir las partes sanas de las enfermas.
Con la colocación de sensores (electrodos) en diferentes partes del cráneo. Suele durar unos minutos y al ser una exploración no invasiva se puede repetir tantas veces como haga falta.
El EEG es una prueba de rutina, que no presenta ningún riesgo y que se puede repetir múltiples veces en el curso de una enfermedad neurológica.
Las pruebas de imagen cerebral son también útiles y sumadas al EEG permiten precisar el diagnóstico y el tratamiento.
La biopsia renal es un elemento de diagnóstico fundamental en el campo de la nefrología. Las enfermedades del riñón tienen una traducción en el estado general de la persona y también se revelan en las analíticas de sangre y orina practicadas. De la misma forma las pruebas de imagen (ecografía renal, TAC, resonancia magnética nuclear), dan información sobre el diagnóstico de la enfermedad renal, pero la prueba fundamental e imprescindible para su diagnóstico es la biopsia renal.
Consiste en la extracción mediante una aguja especial de una muestra milimétrica de tejido renal. La punción se realiza bajo control ecográfico con anestesia local con o sin sedación, según las características del paciente.
La muestra obtenida es procesada por el Servicio de Anatomía Patológica con el uso de diferentes técnicas para la observación bajo microscopia óptica, microscopia de fluorescencia y microscopia electrónica. Así se pueden observar los diferentes compartimentos del riñón: los glomérulos, los túbulos y los vasos sanguíneos. También se pueden hacer tinciones especiales para poner de manifiesto infecciones y toxicidad producida por diferentes fármacos.
Es muy útil tanto en el diagnóstico de enfermedad de los propios riñones o como prueba para el seguimiento del trasplante renal.
La biopsia renal no está exenta de complicaciones, poco frecuentes y que se pueden solucionar, pero que es necesario mencionar: puede haber emisión de orina con sangre, situación generalmente autolimitada. También se puede producir un hematoma renal, que no requiere tampoco tratamiento y en ocasiones se puede provocar accidentalmente una comunicación entre una arteria y una vena, situación que requiere practicar un cateterismo y cerrar la comunicación anómala.
Es una práctica frecuente en el Servicio de Nefrología, y las complicaciones observadas se sitúan sobre el 1-2 %, con resolución posterior, por lo que se puede considerar un procedimiento rutinario y seguro.
Las pruebas analíticas dan mucha información para caracterizar el origen y el grado de gravedad de la enfermedad renal. La biopsia renal permite realizar un estudio microscópico que muchas veces es imprescindible. Las pruebas genéticas ofrecen también información muy relevante.
Esta prueba sirven para establecer el origen de la enfermedad renal. Sus orígenes pueden ser muy diversos, desde genéticos hasta adquiridos debido a una infección bacteriana o vírica, una enfermedad metabólica (diabetes) o una enfermedad autoinmune, como por ejemplo el lupus. Además de las analíticas de sangre y orina, con una biopsia renal y/o un análisis genético.
Las pruebas de imagen también pueden ser útiles.
En el caso de la biopsia renal se puede producir un mínimo sangrado que se limita casi siempre espontáneamente. Si no es así se puede controlar con un procedimiento de radiología intervencionista que consiste en cateterizar el riñón para tapar el foco sangrante. Los análisis genéticos ahorran cada vez más la práctica de una biopsia renal. De todos modos la práctica de la biopsia renal sigue siendo primordial en el diagnóstico de las enfermedades renales.
La punción lumbar sirve para extraer muestras del líquido cefalorraquídeo, que es una sustancia que rodea el cerebro y la columna vertebral y los protege de posibles lesiones. Este contacto facilita que cuando existe un proceso que los afecta, se altere y lo podamos detectar analizándolo.
Mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo se puede medir la presión y se pueden recoger muestras para realizar diferentes pruebas.
Gracias a estas pruebas se pueden diagnosticar varias enfermedades, como trastornos neurológicos e infecciones que afectan al cerebro o la médula.
La punción lumbar es la extracción de una muestra de líquido cefalorraquídeo mediante la punción con una aguja en la zona lumbar.
Habitualmente se hace con los pacientes en posición fetal: tumbados de lado y con las piernas flexionadas de forma que las rodillas toquen el tórax. A veces, la punción se practica con la persona sentada e inclinada hacia adelante.
Una vez el paciente está bien colocado, se limpia y desinfecta la zona donde se va a hacer la punción. Después de administrar anestesia, se realiza la punción entre las dos vértebras lumbares con una aguja espinal.
A partir de este momento se puede medir la presión del líquido cefalorraquídeo y extraer la muestra, que será de 1 a 10 ml.
Después se retira la aguja, se limpia la zona de punción y se pone un vendaje. A veces es necesario que los pacientes se queden un rato tumbados.
La punción lumbar es la forma menos agresiva de extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo. El estudio de este líquido es fundamental para detectar algunas enfermedades que afectan al cerebro y la médula espinal.
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