Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
La biopsia de medula ósea sirve para analizar la sangre medular del tejido óseo y diagnosticar enfermedades de la sangre. La médula ósea es un órgano difuso que está presente entre las pequeñas cledas de los huesos y dónde residen las células madre que dan lugar a las que circulan por la sangre. Este hecho implica que el acceso a este compartimento de nuestros huesos da información de las células precursoras de la sangre y también de si hay presencia de células extrañas o microorganismos, con carácter invasivo.
Para ver todos los estadios madurativos de las células de la sangre, tanto en caso de diagnóstico o también para evaluar la respuesta al tratamiento efectuado en caso de enfermedad neoplásica. También para descartar o confirmar la presencia de células que no tendrían que ser en condiciones normales.
Con anestesia local se hace una punción y aspiración de un territorio óseo rico en células precursoras, usualmente se hace en la cresta ilíaca (parte posterior de la pelvis) o en el esternón.
A través de la punción se extrae una muestra de tejido óseo y sangre medular de las crestas ilíacas.
La prueba dura entre 10 y 15 minutos después de los cuales se hace una compresión fuerte del lugar de la punción durante unos minutos y se pone un apósito que hay que sacar pasadas 24 horas.
Tenéis que tener en cuenta que hasta pases 24 horas de la prueba no se pueden hacer esfuerzos ni cargar pes. Después se puede hacer vida normal.
En el caso de dolor o molestias se pueden tomar analgésicas
Es una prueba que sirve para ver las arterias y detectar posibles problemas.
El equipo sanitario que realiza la prueba accede a las arterias de los pacientes mediante unos tubos largos que permiten llegar a casi cualquier parte del cuerpo, los llamados catéteres. Para hacerlo, es necesario pinchar la arteria o practicar una pequeña intervención quirúrgica. Habitualmente, se utiliza la arteria femoral, en la zona de la ingle. En algunos casos, se puede pinchar la arteria humeral, situada en el brazo o en la axila.
A través del catéter, se inyecta un contraste radiológico que se difunde por las arterias y permite ver cómo estas funcionan mediante rayos X. La punción se realiza con anestesia local, para evitar molestias.
Generalmente, la prueba dura de 30 a 60 minutos y, al finalizar la exploración, se coloca un apósito compresivo. Una vez terminada la prueba, los pacientes deben hacer reposo en la cama durante un periodo de 6 a 24 horas, según las indicaciones médicas.
Como cualquier tipo de acto quirúrgico, la arteriografía comporta una serie de consecuencias y posibles complicaciones, normalmente menores, que desaparecen o mejoran con el tiempo.
Si estás preocupado o presentas alguno de estos síntomas, es importante que lo consultes con el médico.
Hacerse autoexámenes regulares de los testículos es importante para los hombres jóvenes, en particular para aquellos en riesgo de contraer cáncer de testículo.
Un autoexamen testicular puede ayudar a un hombre a detectar a tiempo cualquier cambio en los testículos, de manera que, en caso de necesitar tratamiento, este se pueda iniciar lo antes posible.
El propósito de los análisis es detectar el cáncer de próstata en las etapas iniciales, antes de que la enfermedad avance. Existen dos pruebas habituales para la detección inicial y, según su resultado, se os podrá derivar a un/a urólogo/a para que os realice una biopsia.
El análisis de sangre PSA busca la presencia en sangre de una proteína que producen específicamente las células prostáticas.
El hecho de tener un nivel de PSA elevado o en aumento no siempre significa por sí solo que un hombre tenga cáncer de próstata. Los niveles de PSA pueden aumentar por la edad y por otras patologías benignas, como la hiperplasia prostática benigna o la prostatitis. Para diagnosticar un cáncer de próstata se debe hacer una biopsia de próstata.
Según los resultados de los análisis se os podrá derivar a un/a urólogo/a para que os realice una resonancia magnética y una biopsia. Es la única forma de determinar la presencia de cáncer.
Se trata de otra modalidad de biopsia en la que se utilizan tanto las imágenes obtenidas en la resonancia magnética como las imágenes ecográficas en tiempo real. Mediante un programa de ordenador, se fusionan las imágenes obtenidas en el ecógrafo con las de la resonancia magnética de próstata realizada anteriormente. De esta manera se pueden localizar con más precisión las lesiones. Además de la toma de una muestra de la lesión, se cogen muestras del resto de la próstata. Las muestras de la próstata se enviarán al anatomopatólogo/a (especialista que analiza y estudia los tejidos), quien, después de analizar las muestras en el microscopio, confirmará la presencia o no del cáncer y cuál es su grado de agresividad.
Nuestro consejo es que habléis con el médico para decidir si necesitáis un análisis de sangre PSA.
Juntos podéis escoger el mejor procedimiento.
La participación activa de los pacientes en el seguimiento y tratamiento de su enfermedad es básico para conseguir más satisfacción personal y un aumento de la autonomía. Tener información fiable y contrastada también ayuda en el manejo de la enfermedad.
El angioedema hereditario es una enfermedad de las consideradas raras, es decir, poco frecuente e, incluso, poco conocida por los profesionales sanitarios. Este hecho conlleva que los mismos pacientes necesiten más conocimientos sobre cómo actuar ante situaciones de urgencia, sobre todo cuando se encuentran fuera de su entorno habitual y lejos de su equipo médico.
Se recomienda evitar, en la medida de lo posible, posibles desencadenantes o agravantes de ataques:
Sospecha ante los síntomas siguientes:
El médico debe hacer un diagnóstico diferencial correcto para descartar otras causas, como la apendicitis, por ejemplo.
En este caso, no se debe perder la calma y se han de seguir las instrucciones que da el médico. A continuación facilitamos unos consejos generales:
1. Avisar a alguien que te ayude a explicar lo que te está pasando.
2. Preparar el informe clínico que te ha proporcionado tu médico.
3. Si dispones de medicación de rescate o de emergencia (Berinert®, Cinryze®, vía intravenosa, o Firazyr® subcutáneo):
a) Si te han enseñado como autoadministrártela, ponte la medicación siguiendo las instrucciones.
b) Si no te han enseñado a autoadministrártela, llévala al centro médico.
4. Ir al centro sanitario con urgencias que tengas más cerca.
5. Pedir cita con el médico especialista una vez resuelta la crisis.
En caso de carga sintomática importante en los angioedemas de tipo I y II, se decide administrar un tratamiento de profilaxis con C1-INH
TRANSFUSIONES, ¿PUEDO DONAR SANGRE?
No se aconseja la donación de sangre por parte de los pacientes con angioedema hereditario de cualquier tipo o adquirido por déficit de C1-inhibidor.
VIAJES LARGOS O AL EXTRANJERO
Te recomendamos llevar siempre el informe clínico que a tu médico te ha proporcionado, si puede ser, actualizado. Es una buena idea disponer de una traducción del informe al idioma del país donde piensas viajar o al inglés.
Localiza algún centro asistencial del entorno, por si fuera necesario.
Lleva siempre encima la medicación de rescate o de urgencia y verifica la caducidad. Y también aporta el informe médico para no tener ningún problema en los controles de seguridad de los aeropuertos o de las estaciones.
DIETA
No tienes que seguir ninguna dieta especial porque no se trata de un edema de causa alérgica y no está producido o desencadenado por alergia a ningún alimento.
La dieta no influye en la evolución de la enfermedad. Se debe seguir una dieta saludable, como cualquier persona.
Después de sufrir un ictus, el paciente puede convivir con secuelas y complicaciones físicas o cognitivas. A pesar de la rehabilitación, no siempre se consigue una recuperación completa y puede quedar una discapacidad secundaria que afecte al movimiento, la coordinación o el control.
Es importante tener en cuenta que, más allá de la parte física, el enfermo también puede sufrir heridas psicológicas que necesitarán tratamiento.
Los pacientes que han sufrido un ictus pueden experimentar una gran variedad de limitaciones y complicaciones que pueden dificultar la recuperación óptima. Las secuelas más frecuentes son:
Dentro de esta área, se engloban todas aquellas lesiones o complicaciones que afectan al paciente a nivel orgánico. Las más frecuentes están relacionadas con déficits motores, alteraciones sensitivas o del lenguaje e incontinencia urinaria:
A pesar de ser menos habituales, también pueden aparecer otras lesiones, como alteraciones visuales, dolor central o infecciones.
Durante la convalecencia, la rehabilitación, o al finalizarla, pueden aparecer alteraciones del estado de ánimo. Habitualmente, se producen en los primeros tres meses después del ictus, aunque hay casos en que se presentan más tarde. Los síntomas son similares a los de otras depresiones: alteraciones del sueño, dificultad de concentración y reducción del hambre. Los problemas psicológicos más habituales son la depresión y la ansiedad. La depresión se suele presentar en uno de cada tres pacientes, es más frecuente en mujeres y en pacientes con depresión previa, algún trastorno psiquiátrico o aislamiento social o una estructura familiar deficiente. También pueden producirse labilidad emocional, apatía, irritabilidad y falta de conciencia de las secuelas del ictus.
En este caso, el deterioro cognitivo más frecuente se presenta en forma de demencia, déficits de atención o disminución de la memoria. También hay pacientes que presentan alteraciones relacionadas con la orientación, la dificultad en la planificación y en la organización de las tareas.
Todos estos factores generan un impacto en la familia del paciente. La persona que asume el rol de cuidador en un 60 % de los casos sufre sobrecarga y ansiedad en el alta. Es importante:
El ictus se considera una urgencia médica que requiere una intervención diagnóstica y terapéutica inmediata. Ante cualquier sospecha, hay que actuar lo más rápido posible, ya que todas las células cerebrales que mueran ya no se recuperarán y su función quedará perjudicada.
Por esto, ante la sospecha de que una persona esté sufriendo un ictus podemos realizar tres rápidas pruebas que, en caso de que al menos una se produzca, se debe contactar rápidamente con el 112.
Cada minuto se pierden 1,9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales: una hora supone el envejecimiento cerebral de 3,6 años y una pérdida de 120 millones de neuronas. Si sospechas que una persona puede estar sufriendo un ictus, llama rápidamente al 112. Mientras llegan los servicios médicos:
El dolor es un fenómeno que engloba varias esferas: biomédica, psicológica y social. Se produce cuando el sistema de alarma del propio cuerpo avisa al cerebro de que hay peligro de sufrir una lesión, real o potencial.
Sentimos dolor cuando el cerebro “llega a la conclusión” de que está en peligro y tiene que hacer algo, que en algunas ocasiones consiste en activar el denominado “programa de dolor”. En este contexto, es clave descubrir por qué el cerebro llega a la conclusión de que hay una amenaza.
Sentir dolor no siempre significa que hay un daño o lesión. Podemos sentirlo sin que haya daño. Por ejemplo, cuando vemos que nuestro hijo se cae y se hace daño. Pero también puedes tener daño sin dolor; ¿alguna vez te ha salido un cardenal y no recuerdas cuándo te lo has hecho?
La intensidad del dolor no está relacionada con la cantidad de daño que hayan podido sufrir los tejidos. ¿Un mismo golpe duele siempre igual? ¿Los puntos de una cesárea duelen siempre igual?
El dolor lo genera el cerebro, no se encuentra en los tejidos. En el cuerpo tenemos “sensores de peligro” que envían señales al cerebro, que usa la información y otros factores para decidir si activa el programa de dolor a o la fatiga.
El cerebro siempre es quien decide qué genera y qué no genera dolor. En el 100 % de los casos, si cree que está amenazado lo decidirá en función de varias variables: contexto, experiencias previas, creencias, emociones, etc.
Los pacientes con fibromialgia y síndrome de fatiga crónica pueden llegar a experimentar más dolor del habitual o dolor ante estímulos que no suelen generarlo, como una caricia.
Estos procesos se producen porque el cerebro activa el programa de dolor o fatiga para proteger al individuo del peligro que cree que hay, incluso cuando en realidad no existe, ya que el cerebro interpreta de forma errónea la realidad.
El dolor siempre es real, no se provoca conscientemente, ni se inventa, ni es producto de la imaginación. No es un problema psicológico. Quien sufre fibromialgia o fatiga crónica no es responsable de ello; pero sí de implicarse en el tratamiento con estrategias activas.
El primer paso hacia la mejoría es entender qué le pasa al cerebro y qué está causando el dolor. No dejes que el dolor guíe tu vida y condicione todo lo que podrías hacer.
La anemia es la manifestación de un trastorno en el que se produce una reducción de la cantidad de glóbulos rojos en sangre. Puede ocurrir por pérdida de estos o por disminución de su producción en la médula ósea por diferentes motivos, entre ellos el más frecuente es la falta de hierro necesario para producir la hemoglobina, proteína rica en hierro que da a la sangre su color rojo. Esta proteína permite a los glóbulos rojos transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo.
El organismo de los pacientes con anemia no recibe suficiente sangre rica en oxígeno. Como resultado, aparecen síntomas como la sensación de cansancio o de debilidad, así como mareo o dolor de cabeza, entre otros. Si no se trata, la anemia grave o prolongada puede causar lesiones en el corazón, el cerebro y otros órganos del cuerpo.
Es posible que el médico pregunte al paciente si tiene alguno de los signos o síntomas de la anemia o bien si ha tenido una enfermedad o problema de salud que pueda causarla.
Con el fin de dar las indicaciones precisas al médico y que este pueda realizar un diagnóstico rápido del caso, es necesario indicarle:
El tratamiento de la anemia depende del tipo, la causa y la gravedad de la enfermedad. Los tratamientos pueden consistir en:
El objetivo del tratamiento es aumentar la cantidad de oxígeno que la sangre puede transportar. Este aumento se consigue haciendo crecer la cifra de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina. La hemoglobina es una proteína de los glóbulos rojos rica en hierro y que transporta oxígeno a las células del organismo.
Otro objetivo es tratar la enfermedad de fondo o la causa de la anemia.
Cambios en la alimentación y suplementos nutricionales:
La transfusión de sangre puede ser necesaria en ocasiones, aunque debe ser valorada por el médico.
Es posible prevenir episodios repetidos de ciertos tipos de anemia, especialmente los que se deben a la falta de hierro o de vitaminas. Si se realizan cambios en la alimentación o se toman suplementos recomendados por el médico se puede evitar que estos tipos de anemia vuelvan a aparecer.
El tratamiento de la causa puede prevenir la anemia (o evitar que se repita). Por ejemplo, si un medicamento está causando anemia al paciente, el médico puede recetarle otro tipo de medicina.
Para evitar que la anemia empeore, es necesario que los pacientes expliquen con detalle al médico todos sus signos y síntomas. También se recomienda preguntar qué pruebas se deben hacer y cumplir el plan de tratamiento.
Algunos tipos de anemias hereditarias, como la anemia de células falciformes, no se pueden prevenir. En el caso de sufrir una anemia hereditaria, es necesario que las personas pacientes consulten a su médico sobre el tratamiento y la atención continua que necesitan.
Los niños y adolescentes con TDAH pueden presentar serias dificultades en su rendimiento académico. En este sentido, el tratamiento multimodal es el que ofrece mejor resultados. Esto supone coordinar tratamientos de tipo farmacológico, psicológico y psicopedagógico.
Los padres y los tutores serán claves para ayudar a minimizar los síntomas y los efectos de los mismos en el rendimiento académico. A continuación se ofrecen algunos consejos tanto para los padres como para la escuela, con el fin de mejorar su aprendizaje.
La aceptación de estas condiciones supone que dais el consentimiento al tratamiento de vuestros datos personales para la prestación de los servicios que solicitáis a través de este portal y, si procede, para realizar las gestiones necesarias con las administraciones o entidades públicas que intervengan en la tramitación. Podéis ejercer los derechos mencionados dirigiéndoos por escrito a web@vallhebron.cat, indicando claramente en el asunto “Ejercicio de derecho LOPD”. Responsable: Hospital Universitario Vall d’Hebron (Instituto Catalán de la Salud). Finalidad: Suscripción al boletín del Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus, donde recibiréis noticias, actividades e información de interés. Legitimación: Consentimiento del interesado. Cesión: Sí procede, VHIR. No se prevé ninguna otra cesión. No se prevé transferencia internacional de datos personales. Derechos: Acceso, rectificación, supresión y portabilidad de los datos, así como limitación y oposición a su tratamiento. El usuario puede revocar su consentimiento en cualquier momento. Procedencia: El propio interesado. Información adicional: La información adicional se encuentra en https://hospital.vallhebron.com/es/politica-de-proteccion-de-datos.